Había una vez… en un lejano bosque, muchos árboles de
nogal donde vivía una gran familia de ardillas.
Ellas
eran muy felices igual que las otras especies de animales que vivían ahí. En ese
lugar nació una ardilla llamada Pecas.
Él se sentía feliz cuando su mamá lo llevaba a pasear
por el bosque en compañía de sus hermanos, le gustaba jugar con los insectos en
especial con las mariposas porque le llamaba la atención los brillantes colores
que cubrían sus hermosas alas. Un día, llegaron unos cazadores y se las
llevaron a todas las ardillas; fueron separadas vendiéndolas a diferentes
tiendas de mascotas y a una de ellas fue a parar Pecas.
La
separación de su familia y de su mamá fue muy dolorosa para la pequeña ardilla.
El dueño de la tienda puso a las ardillas en venta y a Pecas la puso en una
jaula especial porque era aún pequeña.
Desde
su jaula observaba todos los días la calle, a los carros y a la gente pasar; a veces la gente se paraba junto al ventanal
de la tienda para mirarlo haciéndole
gestos extraños, veía que todos los días se llevaban a una de ellas; así fueron
pasando los días hasta que una mañana una limusina paró junto a la tienda de
donde bajó una elegante anciana llamada Micaela especialmente para comprarla.
Golpeó con la uña la luna mientras le sonreía, después entró a la tienda y la
compró. Cuando regresó la anciana a la limusina con Pecas él se asustó cuando
vio sentados en la parte trasera a un gato de angora llamado Tom y a un perro chino llamado Titino creía que
iba a ser el alimento de aquellas
criaturas tan raras, no sabía que la anciana amaba a los animales y siempre
compraba mascotas para ayudar a los que estaban en cautiverio llevándolos a su
casa de campo que era inmensa: tenía hermosos jardines, piletas, un riachuelo donde
había árboles frutales y muchas flores. Parecía un pequeño bosque.
Era un lugar donde la civilización respetaba todavía todos
los sitios naturales, cuidando a los animales y plantas que vivían por ahí.
Se quedó maravillado y vio a lo lejos solo un árbol de
nogal con muchas nueces, ese viejo árbol había pertenecido a la ardilla Fufú.
La
ardilla Fufú había sido la mascota preferida de Micaela cuando ella era niña,
la que adoró mucho; pero el tiempo pasó, envejeció y se fue al paraíso terrenal donde van todas
las personas y animales que se portan bien con sus semejantes.
Cuando
era niña Micaela le pidió a su papá que mande a sembrar un árbol de nogal cerca
de la ventana de su cuarto para Fufú.
—
Les cuento que Fufù vivió ahí muy feliz —
¡Ahora ese árbol iba a ser para Pecas! Sí, eso lo supo cuando la anciana Micaela lo
llevó hasta el árbol dándole un beso y lo puso delicadamente en el hueco donde antes había vivido su
adorable mascota.
Pecas siguió con la mirada a la buena anciana hasta que la vio
entrar a su casa, cuando se quedó solo no podía creerlo, era libre. Tenía un árbol
lleno de nueces sólo para él y una hermosa casita. Miró alrededor y vio que al frente
un poco a lo lejos revoloteaban unas aves de colores brillantes muy hermosas y
como ya saben que le atrae los colores, fue corriendo
hasta ahí y sigilosamente empezó a trepar cuando de pronto sintió un mordisco
en la pata, y después de un ¡ayyy! Dijo: — “Por favor no me hagan daño, soy
nuevo aquí” —
Un perico azul que lo estaba mordiendo lo soltó, era
el papá de todos esos pichones que revoloteaban por el árbol, le dijo: — “mi nombre es Gordo” —
Mientras se escuchaba como eco, Gordo o o o o o Gordo.
Era un perico azul con la cabeza blanca, este le presentó
a su esposa perica llamada Blanquita, que tenía un plumaje blanco con manchitas
negras, también le presentó a todos su hijos, que eran de diferentes colores,
¡pueden creerlo! eran blancos, azules, celestes, amarillos y verdes; ¿y saben por
qué? …mmmmm
Porque el papá de Gordo era amarillo y la mamá de Blanquita
era verde con amarillo y así todos sus hijos nacieron como el arco iris;
mezclando su plumaje de colores.
Pecas
los miraba maravillado viendo a los pichones con tantas plumas de diferentes
colores, Gordo también le presentó, a la lora Aurorita que siempre paraba en el
árbol cotorreando y remedando todo lo que decían por ahí, después le presentó a
Negra una labradora que cuidaba que el gato Tom
y otros gatos que vivían cerca no se coman a los periquitos además era
una excelente guardiana y así iba presentándole a todos los que vivían por ahí.
Mientras Aurorita repetía todo lo que Gordo
decía… de pronto, se escuchó el sonido de una campana y todos corrieron al
jardín donde estaba la abuela Micaela. Pecas le preguntó a Gordo: — qué es ese sonido—
Gordo le dijo: — es la hora de tomar el té, en el
jardín—
Era la hora en que todos rodeaban a la abuela para
escucharla contar sus historias mientras
se servían galletas deliciosas y tomaban
el té que con mucho amor les preparaba.
En
efecto, cuando llegaron, todos tenían un sitio especial alrededor de la abuela,
allí en la mesa había un lugar especial para Pecas, la abuela le había puesto
una nuez, una tacita de té sacada de un juego de muñecas y un par de galletas
con dulce de nuez. Lo Llamó y le dijo: — Siéntate aquí “Fufù” —
Cuando escuchó que lo llamaba ¡Fufù! Pensó:
— ¡Ese no es mi nombre!—
Pero igual se acercó…
La abuela le dijo: Fufù desde hoy este será tu sitio a
la hora del té.
Desde ese día siempre a esa hora todos se reunían y
escuchaban las lindas historias de la abuela,
cuando ella era niña mientras Tomaban el té.
Todas
las noches Fufú ¡perdón!, “Pecas” subía a lo alto del árbol y se metía al
cuarto de la abuela donde veían en cable todas las películas que eran sobre
animales donde la ardilla Pecas aprendió a decir esa expresión ¡oh my god! y le salía tan bien
que hacía reír a la abuela Micaela y así se divertía hasta que se quedaba profundamente
dormido al pie de la cama.
Como la abuela sabía que a Pecas le gustaba entrar a
su cuarto siempre le dejaba la ventana un poco abierta y fueron inseparables
igual que con su ex mascota Fufú. Este
sentimiento despertó los celos del gato Tom
y del perro Titino ya que se sentían desplazados pero con el tiempo se
acostumbraron de la compañía de la ardillita.
Así pasaron los días y
meses… Cuando parecía que todo
se había resuelto para la pequeña ardilla y que por fin iba a ser feliz para toda la
vida, pasó algo que ninguna de las mascotas de la abuela se podían imaginar. La
abuela se fue al paraíso terrenal ya era su hora, púes tenía muchos años y Dios
le tenía un sitio reservado para tomar el té con ella y escuchar todas las
historias que la abuela le tenía que contar aunque Dios lo sabe todo, pero creo
que le gusta que se lo vuelvan a contar.
La
abuela antes de partir dejó un testamento en la que repartía toda su fortuna entre sus mascotas, los albergues
para animales, los albergues para niños huérfanos y sus empleados que estaban a
su servicio ya que no tenía familia porque nunca se casó y tampoco tenía parientes.
Lamentablemente sus empleados eran ambiciosos y les
parecía que era algo tonto darle la mitad del dinero a los niños huérfanos, a
los animales y en especial a las mascotas que tanto trabajo les dieron, así
tramaron desaparecer a todas las mascotas para tener más dinero para ellos.
Los empleados empezaron a botar a todas las mascotas a
la calle sin impórtales si podían encontrar alimento para poder sobrevivir.
A Pecas
le parecía raro no escuchar la campanita para la hora del té y cuando subía al
cuarto de la abuela no la encontraba. Ya habían pasado varios días y esto lo preocupaba
pero había algo que lo angustiaba más, era no ver a sus amigos. — ¿Qué había sucedido? —Se preguntaba.
Alimento no le faltaba porque tenía un montón de nueces
sólo para él sin embargo se iba sintiendo cada vez más “solo” en el hueco del
árbol, sus pensamientos lo iban aterrorizando más y más hasta que sintió que algo
lo cogia muy fuerte de la cola y tan rápido fue que lo arrojaron hacia afuera
de la casa de campo de la abuela.
Se quedó helado. ¿Qué había pasado? no sabía
si llorar o gritar ya que se encontraba en la calle solo y sin amigos miró a su
alrededor … La pobre ardilla se puso a llorar, comenzó a sentir el mismo
sentimiento que sintió el día que cazaron a toda su familia cuando lo separaron
de sus padres, cuando veía vender una a una a las ardillas en la tienda de
mascotas. Sollozaba desconsoladamente mientras caminaba entre la pista y el sardinel hasta un carro casi lo atropella,
en eso comenzó a correr y a correr como si estuviera en una estampida hasta que
se chocó con un gran árbol, en eso comenzó a
escuchar que alguien lo remedaba.
Entonces se acordó de su amiga Aurorita
y pensó: — Donde
está Aurorita está Gordo y su familia, y dónde están todos ellos, está la labradora
Negra y Titino—
Entonces gritó: —¡Gordo! —
mientras como eco repetían Gordo.
Sí, era Aurorita y la familia de
Gordo, emocionado comenzó a subir al árbol y sintió que algo lo mordió para él esa
mordida fue la mordida más linda que le habían dado en la vida, ¡era su amigo Gordo!
Gritó lo más fuerte que podía : — ¡Soy yo! —
Entonces Gordo le dijo: — perdón pensé que era un gato,
porque por aquí hay muchos que quieren comernos —
Gordo le preguntó a Pecas: — qué le había pasado a la abuela—
A lo que le respondió que él no sabía nada sólo que lo
botaron igual que a todos.
Le preguntó por los demás animales y Gordo le dijo: — que habían ido a conseguir
comida—
Gordo le contó a Pecas que la comida que la abuela le
daba no se puede conseguir y que ellos la estaban remplazando con pan y
zanahorias a veces con lechuga que Negra les traía del basurero ya que Gordo no
podía volar mucho porque los pericos en cautiverio no vuelan por mucho tiempo
porque se cansan y también porque están en peligro ya que hay muchos gatos que
se los pueden comer.
Gordo le dijo: tenemos que estar todos juntos, porque
las noches son muy peligrosas, todas las mascotas de la abuela vivimos ahora en
éste árbol.
Pecas le dijo a Gordo que tenían que buscar un lugar
más seguro, pero Gordo le dijo, que para él, era muy difícil ahora por su
familia y porque Blanquita había puesto huevos. Pecas se entristeció porque él tenía que
dejarlos para buscar un sitio más seguro, parecido a un bosque para que todos
vivan allí felices además él se alimentaba de nueces y por allí a simple vista
no se veía ningún árbol de nogal ; Gordo también le contó que ellos se
alimentaban de alpiste y de semillas de avena y tampoco había por allí porque ellos
eran pericos australianos, traídos de Australia; por eso sólo vivían en cautiverio; esto lo
entristeció más a Pecas ya que su amigo Gordo tenía que quedarse ahí en eso
llegó Negra, el gato Tom y Titino con comida para todos.
Negra le dijo a
Pecas: — que
él podía comer pan —
Y así lo hizo y le pareció exquisito pero no era el alimento que él necesitaba para estar fuerte.
La
ardilla pasó muchos días con sus amigos, ayudaba a Negra a conseguir alpiste
para Gordo y su familia metiéndose a las casas donde había pericos y les pedía
alpiste , los pericos se lo daban eran muy amigables a veces iba con Gordo; los pericos le decían a Gordo
que venga con toda su familia y que se metan a la jaula ya que había suficiente
espacio para todos, el dueño ni cuenta se iba a dar; pero a Gordo le gustaba su
libertad aunque no tenía mucho que comer pero era libre y eso lo hacía feliz. La ardilla lo comprendía, porque él era feliz también siendo
libre, porque el nació libre también. Se sintió libre en la casa de la abuela;
pero ahora se sentía más libre aún porque podía decidir su destino.
Llegó
el día de la despedida, Negra que algunas veces acompañaba a la abuela a la
ciudad conocía un poco las calles y también conocía el aeropuerto. Le iba a
enseñar como podía ir a la ciudad , ahí había un gran zoológico donde ella
había ido y que había visto ardillas por los alrededores.
Pecas se
despidió de todos sus amigos con mucha pena, prometiéndoles que volvería por
ellos principalmente por Gordo y su familia para poder ayudarlos a regresar a
Australia; quizás en Australia haya algún bosque oculto por allí para todos.
Esa era la esperanza de Pecas de encontrar un
lugar para todos sus amigos para vivir en libertad y ser felices para siempre,
un lugar alejado de la civilización donde ningún cazador los atrape; en lo más
profundo de su corazón todavía existía la “esperanza” de encontrar a sus padres y a toda la familia de ardillas mientras se iba alejando
del lugar junto con Negra sin mirar atrás, con la ilusión que algún día todo
sea diferente para él y todos los que conocía en especial para toda la familia de ardillas.
Negra
sólo podía acompañarlo hacia la carretera porque tenía miedo que algo le pasara
a Gordo y a su familia aunque estaban con Tom y Titino pero ella no confiaba mucho en el gato Tom.
Negra le dijo a la ardilla: —sólo tienes que subirte a los ómnibus
que pasan por aquí ya que todos van a la
ciudad—
Como ya
saben… Pecas estuvo en una tienda de mascotas en la ciudad y ya sabía que en una
ciudad sólo había personas, carros, pistas y más pistas , veredas y más veredas
,jardines , parques, y edificios ,casas todo eso era una ciudad donde no se
veía ningún árbol de nogal. La ciudad le parecía horrible y aterradora, lo que
más le aterraba era que todo se veía fríamente opaco; como era sólo una ardilla
veía las pistas plomas inmensas, las veredas demasiado altas para subirlas. Imagínense
ser tan pequeño como una ardilla, cómo se vería todo. Él había nacido en el
bosque lleno de árboles siempre oliendo a hierba, comiendo lo que a él le
gustaba (las nueces) junto con la familia de ardillas, jugando con los insectos…
¡Que feliz había sido Pecas en el bosque, que era su hábitat! hizo lo que Negra le indico,
hasta que llegó a la gran ciudad, lo que más le preocupaba era que se le estaba
acabando la comida que le dio Negra, mientras miraba a su alrededor, veía como
los carros le pasaban por encima, así que asustado corrió y subió a la vereda
donde habían muchas personas, y ya había
anochecido. Las luces de los faros le fastidiaba la vista, mientras corría
escabulléndose entre la gente, evitando que lo pisen, vio de pronto un hueco en
una pared y se metió asustado sólo sentía su corazón tun, tun, tun hasta que vio
de pronto un montón de ojitos alrededor suyo. Pecas empezó a temblar y dijo en
voz alta:
— ¡oh
my god! ¿Quiénes son? Por favor no me
hagan daño, soy sólo una pequeña ardilla—
Todos se empezaron a reír, nunca habían visto a una
ardilla tan miedosa y graciosa a la vez.
Riéndose
un ratón
le dijo a Pecas: —hola mi nombre es Fofo y ésta es mi gran familia no
tengas miedo que no te vamos a ser daño y puedes quedarte a dormir por esta
noche—
Al día siguiente mientras comía junto con Fofo y su gran
familia les iba contando todo lo que le había sucedido y como llegó hasta allí. Lo que se estaba dando cuenta Pecas
es que ya tenía muchas historias que contar acerca de su vida y le pareció genial
si ¡genial! y muy divertido.
La familia de Fofo estaba muy maravillada con las
historias de Pecas que decidieron que se quede más tiempo.
El
ratón Fofo le dijo:
— yo puedo ayudarte a ir al zoológico porque conozco donde queda. — nos
demoraremos muchos días para llegar—
La ardilla le preguntó:
— Por ahí has visto si pasan esos
carros inmensos llenos de gente—
Respondiéndole que no…
Pecas le volvió a preguntar a Fofo si había visto ir
hasta el zoológico algunos carros, Fofo
le respondió que sí.
La ardilla le dijo:
—no te parece Fofo que si nos metemos en esos carros
podríamos llegar más rápido—,
A lo que respondió Fofo:
—
creo que sería una muy buena idea —
Fofo salía todos los días a
recorrer las calles a ver por dónde pasaban esos carros hasta que por fin supo ¡dónde!
Y le contó a Pecas. Pues ya era hora de
partir hacia el zoológico.
La
ardilla se despidió de la familia de Fofo y les dio las gracias y todos les
dijeron que habían pasado momentos muy entretenidos con sus historias y que les
daba pena que se marchara.
Pecas
partió con Fofo a una nueva aventura. Se subieron sin que nadie los vea a la parte
de atrás del ómnibus escondiéndose debajo de un asiento como era largo el camino
se quedaron dormidos.
Cuando
despertó la ardilla estaba en una jaula en un cuarto cerrado. Asustado se
preguntaba: —¿Qué le había pasado? ¿Qué había pasado con Fofo? ¿En qué
lugar estaba? ¿Dónde estaba su amigo Fofo? —
¡La ardilla Pecas se desmayo del susto!
Lo
mismo le preguntaba Fofo a su familia ,¿Dónde habían llevado a su amigo Pecas?
Fofo lo único que se acordaba era que se quedaron
dormidos, cuando sintió un tremendo golpe y
alguien cogiéndolo de la cola lo lanzó afuera del ómnibus cayendo a la pista, si no
fuera por que era rápido para correr ya lo hubieran pisado los carros. Lamentaba
haber subido a ese ómnibus que no era seguro ya que había humanos y a los
humanos no le gustan los ratones.
La familia de Fofo consolándolo le dijo que quizás Pecas
se quedó en el ómnibus y llegó al zoológico, que no tenía porque afligirse
tanto; pero en el fondo la familia de Fofo también se preguntaba:
¿Cuál había
sido el destino de Pecas?
Fofo y su familia siempre esperarán que Pecas vuelva
algún día para que les cuente esta historia.
Cuando
Pecas volvió a despertar vio que unas personas vestidas de blanco le ponían
aparatos por todo el cuerpo después lo llevaron otra vez a la jaula, le pusieron nueces y agua, pero no
comió nada y tampoco tomó agua; otra vez lo volvieron a llevar a ese cuarto le abrieron
la boca y con un gotero le daban de comer nueces molidas. Pecas estaba asustado
pero le gustaba las nueces así que decidió comer si eso era lo único que tenía
que hacer, comer y tomar agua para que lo dejen en paz… entonces empezó a comer
y lo dejaron en paz.
Pasaron varios días, seguía enjaulado hasta que volvieron los de traje
blanco lo volvieron a examinar y lo volvieron a poner en la jaula.
Pecas vio que un hombre vestido de blanco acompañado
de otras personas se acercaron a verlo, murmuraban y murmuraban; no los entendía
hablaban un idioma diferente a su abuela Micaela hasta que vio que el hombre
vestido de blanco les indicó que se lo llevaran.
¿A dónde se preguntaba? mientras se lo llevaban…
Se había quedado bastante rato dormido, cuando despertó
se vio en un sitio completamente oscuro sólo veía ojitos puros ojitos, no sabía
si decir algo así que dijo ¡oh my god! y alguien repitió lo que dijo, no podía
creerlo era demasiado bueno para ser verdad y volvió a gritar más fuerte aun ¡oh my god! y volvieron a remedarlo, se le
salía las lágrimas no podía ser verdad o casualidad se preguntaba si el destino
los había vuelto a unir, si era su amiga Aurorita y dónde estaba Aurorita
estaba Gordo y su familia , Negra , Tom y Titino .
Tenía miedo decir algo, tenía miedo que la ilusión que
fueran sus amigos se acabara allí en ese momento, hasta que escuchó a alguien
que estaba en la misma situación que Pecas. Gordo también tenía miedo de que
ese que decía ¡oh my god! no fuera su gran amigo Pecas, así que tenía que
quitarse la dudas y gritó. Sí, gritó con todas sus fuerzas con eco y todo. PEEEEEEEEEEECAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSS.
PECAS, PECAS, PECAS, PECAS.
¡Sí era Gordo!
Emocionado le dijo: — Gordo, estoy aquí en este sitio
que no se qué es; y… ¿cómo llegaron todos hasta aquí? —
No se podían ver pero si escuchar y eso era maravilloso
para todos,
Gordo emocionado le dijo a Pecas aquí estoy con toda
mi familia y también con aurorita dicen que nos llevan a Australia seguro a
todos nos llevan, Pecas no podía creerlo era verdad todos estaban ahí, comenzó
a gritar: — Negra,
Tom… —
Ellos no respondieron, Gordo le contó a Pecas que los adoptó una nueva familia y a los demás
decidieron mandarlos a Australia.
Pecas estaba muy emocionado, por fin iba a ser feliz junto a sus amigos
aunque iba a extrañar mucho a Negra y a Tom porque habían sido muy buenos con él,
sòlo se preguntaba si algún día volvería a verlos, sobre todo a Negra.
Lo que
no sabía Pecas era que la asociación de amigos de los animales a los cuales la
abuela Micaela había donado parte de su fortuna en agradecimiento a ella estaban
rescatando de las calles a toda ave, animal, para llevarlos a su hábitat de donde provenían y en esa búsqueda habían
encontrado a Gordo y a su familia; Aurorita que no quiso desprenderse del lado
de Gordo, también encontraron a la
ardilla Pecas y a toda especie en extinción. Los veterinarios los recogían de
las calles, los examinaban para saber si estaban enfermos y a qué hábitat
pertenecían y se comunicaban por Internet con los países asociados mandándolos a
los animales a sus hábitat naturales o bosques protegidos del país de origen
todo esto lo podían hacer por que la abuela Micaela les había dejado su dinero
para esta noble causa. Lo que no sabían los veterinarios es que habían
rescatado de las calles a los herederos de la abuela, tampoco Pecas y sus
amigos lo sabían pero el deseo de la abuela se había cumplido.
Lo
que no aún no sabían es que los Iban a separar otra vez, ya que Gordo y a su
familia los tenían que llevar a su
hábitat en Australia junto con Aurorita porque los veterinarios se dieron
cuenta que si separaban a Aurorita de Gordo y su familia ella se podía
enfermar, a Pecas lo iban a llevar a un bosque protegido, un bosque que está
lejos de la civilización donde sólo algunos de los que ayudan a la protección
de los animales saben dónde queda…….
Cuando
por fin llegaron unos hombres bajaron las jaulas, Pecas pudo ver por última vez
a Gordo, a su familia y a Aurorita…
Sintió mucha pena pero a la vez se sentía feliz ya que
Gordo, su familia y Aurorita Iban a ser
libres para siempre en su hábitat, Gordo mientras se alejaba le gritaba
a Pecas: — quizás
estamos cerca amigo, uno nunca sabe, quizás
algún día nos encontremos otra vez, no pierdas nunca la esperanza, hasta pronto
mi buen amigo —
Mientras se escuchaba un eco — hasta pronto mi buen amigo Pecas —, — hasta pronto —
Era aurorita como siempre cotorreando.
Pecas
se quedo profundamente dormido eran muchas emociones encontradas para tan poco
tiempo.
Se despertó sobresaltado vio que alguien le abría la
jaula y con las manos le palmoteaban la
espalda para que salga ; salió tímidamente de la jaula y cuando lo hizo todos
los hombres se fueron rápidamente dejándolo solo; observó a su alrededor
atónitamente y vio muchos árboles de nogal , ¡si, había muchos árboles de nogal !
Ese lugar le parecía conocido, no podía creerlo tenía
que tirarse un pellizco porque no podía creer lo que sus ojos veían, era el mismo
lugar donde había nacido así que se volvió a dar un pellizco muy fuerte y le
dolió ¡sí! le dolió!, no estaba dormido comenzó a saltar, dar volantines, dar
vueltas como un trompo hasta quedar tan mareado… de pronto le pareció ver a lo
lejos a su familia. Pecas no lo podía creer pensó que por tantas vueltas que se
había dado estaba viendo visiones de pronto se acordó de las palabras de Gordo,
“nunca pierdas la esperanza”, si la esperanza de que esas ardillas a lo lejos
sean sus padres y toda la familia de ardillas, tenía que asegurarse ¡ya! si era su familia y corrió, corrió,
corrió ,cuando los padres de Pecas lo reconocieron también comenzaron a correr
y la familia de ardillas también todos corrían al encuentro de Pecas .
Ese día en que Pecas abrazó a sus padres y a toda la
familia de ardillas fue el día más bonito en el bosque, tan bonito que salió un
hermoso arco iris y todas las mariposas rodearon a Pecas.
Entre
todas las mariposas había una polilla lo que no le gusto mucho a Pecas ya que
le recordaba la ciudad, ese era el único
trauma que le quedo a Pecas.
Lo que no sabía Pecas, es que a ese bosque habían
llegado muchas polillas ¿será el único trauma que tendrá Pecas? O le saldrán
otros traumas, ya que sufrió mucho….
Ahora es
muy feliz al lado de sus padres y de toda la familia ardilla. Pecas les ha
enseñado a Tomar el té a todos los animales del bosque porque Pecas ahora tiene
muchas historias que contar…
Igual que la abuela Micaela a la que Pecas nunca podrá
olvidar.
Fin
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